(…)Su aventura verbal ha despertado el
entusiasmo de reconocidos poetas hispanoamericanos, entre ellos Eduardo Milán,
quien lo ha incluido en su importante, a la par que provocadora, antología
“Pulir huesos / Veintitrés poetas latinoamericanos 1950-1965” (editada por el
prestigioso sello Galaxia Gutenberg); y ha opinado sobre “Manicomio” lo
siguiente: “Una impresión de irrealidad campea a ventana cerrada y a focos
encendidos —el lenguaje es violento, más que expresivo, expresionista, en
continuo estado de grito, de fricativas chirriantes— [...] es la penúltima, no
la última poesía peruana. No conozco un caso de la última poesía peruana cuyo
lenguaje registre esta fuerza”.
Valga la aclaración: en la última poesía peruana tenemos la
fuerza explosiva, expresionista, de César Gutiérrez, ya actuante en “La caída
del equilibrista” (1997) e intergenéricamente incontenible en el poema-novela
“Bombardero” (2008). Menos dinamitero,
pero intensamente innovador, resulta también el lenguaje poético de José Carlos
Yrigoyen.
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