E S C E N A F I N A L
he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir
la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa
soy un animal que no se resigna a morir
la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne
soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida
o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros
desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra
hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa
blancaleonorvarelagonzáles
((lima10.8.26-lima12.3.09))
CON RAZÓN
ResponderBorrarsoñé con un perro
con un perro desollado
nos quedamos sin palabras
ResponderBorrargracias Blanca por tu poesía
ResponderBorrary muy bien por el blog Bombardero, que le dedica todo a esta gran peruana.
Saludos desde el DF, Mexico.
Diana Liébana
"Yo me limito a ver el espectáculo, la cantidad inconmensurable de muertos y heridos que ha generado mi novela, desde arriba".
ResponderBorrar(Césitar Gutiérrez, mirando el mundo con un telescopio que no es ni postmoderno ni vanguardista sino folclórico y real-maravilloso).
http://puenteareo1.blogspot.com/2009/03/trabalenguas-19.html
YA VISTE EL BLOG DE FAVERON? TE PUSO EN SUS TRABALENGUAS!!!
ResponderBorrarUY CURUJUUUUUUUUUUUU
Hombre, los pobres poemas que escribí en el verano de 1984, a los diesiciete años, y que mi amigo Juan Dejo quiso publicar en una revista que apareció, si no recuerdo mal, dos años más tarde, no son ningún mal recuerdo para mí.
ResponderBorrarDe hecho, agradezco a quien se haya dado el trabajo de guardarlos tanto tiempo, porque me permite verlos ahora, veinticinco años después, con verdadera nostalgia por una época rara y lejana de mi adolescencia.
Por cierto, la frase "Y vive Dios solitario en las partes donde no vive el hombre" me sigue pareciendo una verdad transparente incluso hoy.