7.10.08

RICARDO GONZALES VIGIL - El Comercio

Escribe:Ricardo Gonzales Vigil

Un portento verbal (y tipográfico): "Bombardero", de César Gutiérrez (Arequipa, 1966), demoledora ("demoler, demoler", corearían Los Saicos, ese grupo peruano que se adelantó al punk un año antes del nacimiento de Gutiérrez) plasmación de una estética ciberpunk de la desmesura, el fragmentarismo, las conexiones haciendo cortocircuito y la mixtura mediática, impregnado todo de irreverencia neodadaista que oscila entre el anarquismo y el nihilismo, no obstante cierta resaca romántica de idealización amorosa, epifanías poéticas y musicales, más una admiración expresa (véase el capítulo 8) ante el quijotismo. Abusa, sin duda, de las citas tejidas con ironía y, en mayor medida, de las enumeraciones, pero hasta en eso se adecúa a su poética del caos y la disolución, con el mérito artístico de que imprime un ritmo endiabladamente sostenido a su prosa, anuda 'collages' de citas más impactantes que las partes sueltas y derrocha poderío imaginativo en su visión panóptica (escenario mundial globalizado) de la destrucción, el fanatismo, el consumismo capitalista y la manipulación que efectúan los medios de comunicación.
Cabe llamar a "Bombardero", conforme propone Víctor Coral, una 'novela del lenguaje', es decir, protagonizada por el lenguaje (y no por la trama, los personajes o el ámbito retratado) y la exploración metaliteraria. Esa vertiente puede remontarse hasta Rabelais (1532-1552), se perfila cabalmente con Sterne (1760-1768) y alcanza todo su potencial con Joyce y la novela vanguardista de los años 20-30 del siglo XX, prolongada luego por los hispanoamericanos Marechal, Cortázar, Lezama Lima, Cabrera Infante y las dos primeras novelas de Fernando del Paso. Un temprano logro peruano fue "La casa de cartón" (1928), de Martín Adán; "Bombardero" se impone como la mayor contribución nacional a esta corriente, ya que el único libro más desmesurado no es cabalmente una novela del lenguaje, "El pez de oro" (1957), de Churata, con su textura cosmológica, chamánica, miscelánica y teatro-dialogada, aunque Gutiérrez se aproxima a Churata al calificar su libro como "una novela coral" y un "retablo de vidas" (p. 190). Otro texto mayúsculo que es y no es una novela del lenguaje (de lucha agónica de la escritura contra el deseo de suicidarse): "El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo" (1971) de Arguedas, homenajeado en "Bombardero": "Un artefacto literario monstruoso-admirable-inclasificable-poderoso impulsado por los motores de la progresión de la muerte" (p.4).
Eso no es todo: "Bombardero" es una novela del lenguaje y, simultáneamente, un "poema largo que se está transformando en algo más o menos descomunal" (p. 238). No necesita alternar el verso y la prosa, como "La muerte de Virgilio", de Hermann Broch, para que su vuelo creador obedezca más a un impulso poético que al de confeccionar un hilo narrativo. No se trata de que el libro contenga varios pasajes concebidos como poemas en prosa, en la estela de las "Iluminaciones" de Rimbaud, las enumeraciones de Whitman y el dinamismo metafórico del surrealismo; sino que cada capítulo constituye un canto (a la manera de los poemas épicos) y a lo largo del libro, semejando estribillos o coros, se repiten algunas frases e imágenes, siendo la principal "Estamos en el aire", aplicada tanto a los aviones bombarderos (el apocalíptico "epos" de nuestro tiempo, terriblemente anti-heroico) como a las canciones que flotan en ondas para ser sintonizadas (polo opuesto: erótico, humanizador, adverso a los intereses económicos y fanatismos ideológicos).
De hecho, la división en diez capítulos más un 'bonus track' (al uso de un DVD) numerado como el componente 11 (número del 11 de setiembre y otros atentados monstruosos) concuerda con la de un álbum musical del 'poeta apocalíptico' (p. 253) David Bowie, titulado reveladoramente "Héroes", comentado eufóricamente en el capítulo 7.
Añádase que el escritor más citado en "Bombardero" es un poeta, su tocayo César Vallejo, el innovador vanguardista de "Trilce" (Gutiérrez acoge la lectura de este neologismo como Triste y Dulce, y tristes son los aviones bombarderos; y dulces el amor, la poesía y las canciones), a su vez el que arremetió contra los bombardeos a Guernica y otras localidades españolas, apurando el 'cáliz' planetario de una época en llamas.

ARGUMENTO: El núcleo argumental que desencadena la serie de episodios vividos por el protagonista desde su infancia, en las ciudades Arequipa (Ciudad Pálida), Cusco (Momiamía) y Lima (Nubegris), y sus estadías en diversas ciudades extranjeras: los aviones que destruyeron las Torres Gemelas el 11 de setiembre del 2001, masacre en la que falleció Rachel, la amada del protagonista. El despliegue privilegia los bombardeos (televisados meticulosamente) y atentados de los últimos veinte años; también hay páginas sobre la Segunda Guerra Mundial, en particular Hiroshima y Nagasaki. Frente a ello, lo positivo corresponde al amor (Rachel, antes La Chica de Ayer), la literatura, la música y, en general, la creatividad (incluyendo la científica y la tecnológica) del ser humano.
luces.elcomercio.lima5.10.08
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3 comentarios:

  1. absolutamente consagratorio.
    mis grandes felicitaciones, César.

    Pp, desde Madrid.

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  2. "César Gutiérrez. No confundir con el Bombardero. Este César Gutiérrez renunció anoche al cargo de presidente de PetroPerú. Está pasando piola, pese a que en el primer audio Rómulo asegura estar haciendo gestiones con él a favor de Discover Petroleum y que, en el último, Quimper dice que les hizo una “deferencia” a los de Discover sentándose con ellos luego de la adjudicación de los lotes."

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    http://uterodemarita.com/2008/10/06/para-entender-los-audios-romulo-leon-alberto-quimper/

    Servido señor bombardero.

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  3. felicitaciones, eso se llama consagracion

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