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«El reto era organizar el caos en forma de historia»
Maria Fé Nevares
Después de ser rechazada por 2 editoriales españolas y 5 peruanas, permanecer inédita durante 4 años y despertar, durante ese tiempo, las reacciones más encontradas que recuerde la literatura de su país, finalmente apareció Bombardero, la novela del escritor peruano César Gutiérrez (Arequipa, 1966), unánimemente considerado un artefacto insólito y revulsivo, “el experimento posvanguardia más ambicioso de los últimos cincuenta años”.
¿Cómo y cuándo llega Bombardero a las editoriales españolas?
El 2003, después de dos años de haber sido escrita en Lima y culminada en Nueva York.
¿Y por qué ninguna de ellas la quiso publicar?
Los círculos de lectores de esas dos editoriales dijeron exactamente: “no es un libro al alcance de cualquiera, no es fácil de leer y se requiere una enorme sintonía con el mundo del autor para disfrutarlo al cien por cien. Sólo una editorial vanguardista o un tanto experimental encontraría factible su publicación, aunque dentro de su elitismo y su originalidad, tal vez fuera del alcance de la mayoría”. Claro, se trataba de dos de las majors, que jamás invertirían en un sudaca desconocido que no escribe entretenimiento. Y como no tengo contactos en el circuito alternativo, nunca pude probarlo allí (cosa que me encantaría).
¿Y por qué fue rechazada en Perú?
Primero por falta de dinero, es un libro enorme que pesa un kilo 200 gramos, y segundo porque exigí un artefacto estéticamente bello, un libro-objeto, que es el que se editó gracias al aporte de mis amigos y del Gobierno de mi ciudad, que lo tomó casi como una cuestión de honor “nacional”.
Después de ser rechazada por 2 editoriales españolas y 5 peruanas, permanecer inédita durante 4 años y despertar, durante ese tiempo, las reacciones más encontradas que recuerde la literatura de su país, finalmente apareció Bombardero, la novela del escritor peruano César Gutiérrez (Arequipa, 1966), unánimemente considerado un artefacto insólito y revulsivo, “el experimento posvanguardia más ambicioso de los últimos cincuenta años”.
¿Cómo y cuándo llega Bombardero a las editoriales españolas?
El 2003, después de dos años de haber sido escrita en Lima y culminada en Nueva York.
¿Y por qué ninguna de ellas la quiso publicar?
Los círculos de lectores de esas dos editoriales dijeron exactamente: “no es un libro al alcance de cualquiera, no es fácil de leer y se requiere una enorme sintonía con el mundo del autor para disfrutarlo al cien por cien. Sólo una editorial vanguardista o un tanto experimental encontraría factible su publicación, aunque dentro de su elitismo y su originalidad, tal vez fuera del alcance de la mayoría”. Claro, se trataba de dos de las majors, que jamás invertirían en un sudaca desconocido que no escribe entretenimiento. Y como no tengo contactos en el circuito alternativo, nunca pude probarlo allí (cosa que me encantaría).
¿Y por qué fue rechazada en Perú?
Primero por falta de dinero, es un libro enorme que pesa un kilo 200 gramos, y segundo porque exigí un artefacto estéticamente bello, un libro-objeto, que es el que se editó gracias al aporte de mis amigos y del Gobierno de mi ciudad, que lo tomó casi como una cuestión de honor “nacional”.
¿Podrías hacer una sinopsis de tu libro?
Partiendo del luctuoso 11S, es una especie de road movie por mujeres llenas de amor y ciudades llenas de guerra. Es un escáner paródico que mezcla periodismo, sci-fi, poesía, cultura pop, ciberpunk y rock. Y está narrado con velocidad, humor y tristeza.
¿Aparece Madrid?
Grandemente: el protagonista entra a la ciudad por el Barrio de las Letras, sigue la ruta trazada por Diego Torres de Villarroel recordando a Quevedo, a Jacinto Benavente y a Benito Pérez Galdós en La Fontana de Oro y Episodios Nacionales; se sumerge en el pop de los ‘80, desde Defcondos hasta Radio Futura; en Chamartín narra un clásico Madrid-Barça con lenguaje tauromáquico; toma un Renfe de cercanías y viaja rodeado de mochilas-bomba; recicla a El Quijote en clave bélica y finalmente estalla cuando los detonadores encienden la Goma 2Eco y los muertos de Bagdad empiezan a llover sobre Madrid.
También hay un verso: “¿Dónde comienzas, Madrid, o es, Madrid, que eres mi cuerpo?”.
Sí, es el famoso verso de Emilio Prados citado por el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón después de los sucesos del 11M.
¿Sobre qué otras ciudades vuela Bombardero?
Sobre París, Berlín, Londres, Ámsterdam, Tokio, Hiroshima, Nagasaki, Buenos Aires, Bagdad, Karbala, Ciudad Pálida (Arequipa), Momiamía (Cusco) y Lima (Nubegris). Pero sobre Nueva York pivota la historia, historia que se quiebra con la apocalíptica asimetría de sus Torres Gemelas.
En otra entrevista con hablaste de un método de escritura hecho con i-Pods y mezclas digitales. Concretamente, declaraste: “Yo construí Bombardero para ver qué pasaba si transformaba el teclado de mi computadora en sintetizador”. ¿Puedes ampliar eso?
Entre 2001-02 escribí un texto de dos mil páginas, un vómito negro que parecía una mezcla de On the Road con Finnegans Wake que en NY se fue licuando con fragmentos de conversaciones, recuerdos, paisajes, bandas de sonido, monólogos, estados de ánimo y asociaciones de ideas en voz digital almacenadas en i-Pod. Todo lo grabado y escrito fue re-mezclado y sampleado aleatoriamente, hasta que combustionó. El reto era organizar el caos en forma de historia. A fines del 2003 tenía una ¿novela? de mil páginas preñada de cicatrices, esa fue la que llevé a Madrid. La versión final invisibiliza esas costuras.
En tu fuero interno, cómo tomas lo que dicen ciertos intelectuales de nota, que tu libro rompe moldes, es el experimento narrativo más ambicioso de los últimos cincuenta años, que refunda la poética tradicional, etc.
Espero que con humildad. En todo caso, esos serán daños colaterales, nadie en su sano juicio escribe para la historia.
Hay quienes te han erigido como el outsider que ha escrito la gran novela anticomercial de la literatura peruana.
No, eso lo va a hacer algún adolescente disfuncional con sobre-exposición a Internet.
¿Y no es más difícil de lo normal publicar un libro que tiene tantas expectativas desde hace muchos años?
Probablemente si tienes que rendir cuentas a tu editorial, a alguna sociedad secreta o a tus lectores cautivos. Yo solo respondo ante quienes trabajaron directamente por este libro: mis padres y mis chicas.
¿Y por qué crees que algo que habían leído tan pocas personas arrancara opiniones tan rabiosas entre quienes solo la conocían de oídas?
Porque Lima tiene muchos barrios peligrosos.
Dicen que tú mismo desatas esas pasiones.
No he hecho nada que los lastime. No tengo círculo, mi libro no tiene editorial, no tiene Ibsn ni Impuesto Legal, no tiene copyright (tiene copyfight) y debe ser el primer libro peruano que adscribe a Creative Commons y a los guerreros de la cultura libre.
En tu libro hay frases muy agresivas contra la Iglesia Católica, pero especialmente contra el islamismo. Versos del Corán y fuertes imprecaciones al islamismo.
Al Islamismo no, a la ortodoxia de los estúpidos. A esa ortodoxia que un valiente Houellebecq llamó por su nombre y que un escritor tan admirado por mí como Martín Amis calla porque se muere de miedo. Como Ian Mc Ewan, cuya cobardía es proporcional a su mediocridad. Qué diferencia con Rushdie. El silencio cómplice de los intelectuales ante la fatwa es una vergüenza que jamás le perdonaremos a Europa, el país de la novela.
¿Y que opinas de la novela peruana?
Que de ella se conoce afuera lo que las majors quieren que se conozca. ¿Alguien sabe en España que el mejor escritor peruano de mi generación es Jaime Bedoya y el de la subsiguiente Mónica Belevan? Nadie. Quienes no transamos con las majors somos unos fantasmas. Pero seamos pacientes porque el tiempo es la cruz de todos, fíjate: Cien Años de Soledad fue rechazado por 6 editoriales, Bajo el Volcan por 13 editoriales, el Ulises fue rechazado sistemáticamente durante 7 años hasta que T.S. Eliot intervino.
¿No hay otro escritor punkie o underground en Perú?
No que yo sepa. Hace 20 años asomó uno, se llamaba Malca y se hizo famoso por imitar a un chileno que, creo, se llamaba Fuguet. Pero con los años Malca se ha convertido en un burócrata. Dicen que es tan inteligente que siente desprecio por él mismo.
¿Y sigues opinando que Bayly es el Robbie Williams y Roncagliolo el Ricardo Arjona de la letras peruanas?
Bayly será de folletín pero es un sujeto divertidísimo. Ahora, mi opinión acerca de Roncayulo (sic) sí ha cambiado: ahora creo que es nuestro number one del Top-Manta.
Has dicho que las editoriales son un lastre…
Y que cuanto más grandes más perniciosas: instituyen premios, crean bluffs y convierten a infradotados en estrellas internacionales. Sí, eso dije.
¿Y qué tal tu relación con la prensa escrita?
He dado cuatro entrevistas: a un periódico que se distribuye gratuitamente, a Caretas, El Comercio y La República. No le hago ascos a la prensa, no me creo el Pynchon sudaca, pero si algo quiero en la vida es ser un autor para las grandes minorías. Además, ningún escritor debe ser más interesante que sus libros.
¿Cuándo presentas Bombardero?
El viernes 25 de abril 08 en el bar La Noche de Barranco . Los escritores Fernando Ampuero y Mirko Lauer me harán el honor en Lima. En Arequipa, el Gobierno de mi pueblo y mis amigos están preparando algo grande.
Finalmente, ¿por qué Bombardero?
Por letal. Porque despega y sobrevuela el zeitgeist. Porque la guerra es el símbolo de mi tiempo. Porque convoca catástrofes. Porque está escrito con ferocidad y velocidad. Porque aparece y desaparece y cuando suena ya no está, pero hay muchos muertos.
La crítica ha dicho de BOMBARDERO
“Novela audaz y nada convencional como pocas en la narrativa peruana (…). De discurso epico-lírico y libérrimo (…) Quizás no sea una novela y por eso no pudo conseguir editor (nada raro cuando se desacatan las normas comerciales de la industria editorial de estos tiempos). Pero novela o no —discusión vana— del libro con que debuta en la épica César Gutiérrez puede decirse, mínimo, que aporta un aire fresco a nuestra narrativa, que sitúa en ella, sin sacrificio del interés, la poesía por encima de la anécdota, y que reivindica el gozo de la lengua y los vuelos (no fantásticos, no real-maravillosos) de la imaginación” (Abelardo Oquendo - La República).
“Este libro sale al mercado y promete reformular los esquemas canónicos de la narrativa, uno de los libros más importantes de habla hispana en los últimos años” (revista Urbania).
“Toda linealidad ha sido rota y en donde la aleatoria multiplicidad —de historias, de reflexiones, de referencias culturales y geográficas— se abre paso de manera incontinente y abrumadora”. (revista Somos – El Comercio).
“Casi mil páginas atípicas en más de un sentido’” (revista Caretas).
“Libro denso, poético y vanguardista que rompe todos los moldes de la literatura convencional y abre nuevos caminos y formas narrativas que no podrán ser ignoradas por nuestros futuros escritores hispanohablantes” (Óscar Tramontana - Centro Cultural Peruano-Británico).
Un libro narrativo claveteado de incisiones poéticas. Reúne los sueños más celestes y la realidad más negra de nuestro tiempo. Es todo un juego formal que incluye tipografía, dibujos, fotografías, canciones, etc. Un libro raro, negro, que ilumina desde adentro” (Pedro Escribano – La República).
Con absoluta seguridad, Bombardero es el experimento narrativo posvanguardia más ambicioso de los últimos cincuenta años. El lector no la tendrá fácil al leer este libro. Pero no podrá eludir su magia fascinante y su carisma, su poesía. Aquí tienen una pieza narrativa que van a adorar. Bombardero debe merecer una lectura y análisis académico pues, definitivamente, algo nuevo ha nacido en la literatura peruana e hispanoamericana (Enrique Sánchez Hernani – Dominical de El Comercio).
Partiendo del luctuoso 11S, es una especie de road movie por mujeres llenas de amor y ciudades llenas de guerra. Es un escáner paródico que mezcla periodismo, sci-fi, poesía, cultura pop, ciberpunk y rock. Y está narrado con velocidad, humor y tristeza.
¿Aparece Madrid?
Grandemente: el protagonista entra a la ciudad por el Barrio de las Letras, sigue la ruta trazada por Diego Torres de Villarroel recordando a Quevedo, a Jacinto Benavente y a Benito Pérez Galdós en La Fontana de Oro y Episodios Nacionales; se sumerge en el pop de los ‘80, desde Defcondos hasta Radio Futura; en Chamartín narra un clásico Madrid-Barça con lenguaje tauromáquico; toma un Renfe de cercanías y viaja rodeado de mochilas-bomba; recicla a El Quijote en clave bélica y finalmente estalla cuando los detonadores encienden la Goma 2Eco y los muertos de Bagdad empiezan a llover sobre Madrid.
También hay un verso: “¿Dónde comienzas, Madrid, o es, Madrid, que eres mi cuerpo?”.
Sí, es el famoso verso de Emilio Prados citado por el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón después de los sucesos del 11M.
¿Sobre qué otras ciudades vuela Bombardero?
Sobre París, Berlín, Londres, Ámsterdam, Tokio, Hiroshima, Nagasaki, Buenos Aires, Bagdad, Karbala, Ciudad Pálida (Arequipa), Momiamía (Cusco) y Lima (Nubegris). Pero sobre Nueva York pivota la historia, historia que se quiebra con la apocalíptica asimetría de sus Torres Gemelas.
En otra entrevista con hablaste de un método de escritura hecho con i-Pods y mezclas digitales. Concretamente, declaraste: “Yo construí Bombardero para ver qué pasaba si transformaba el teclado de mi computadora en sintetizador”. ¿Puedes ampliar eso?
Entre 2001-02 escribí un texto de dos mil páginas, un vómito negro que parecía una mezcla de On the Road con Finnegans Wake que en NY se fue licuando con fragmentos de conversaciones, recuerdos, paisajes, bandas de sonido, monólogos, estados de ánimo y asociaciones de ideas en voz digital almacenadas en i-Pod. Todo lo grabado y escrito fue re-mezclado y sampleado aleatoriamente, hasta que combustionó. El reto era organizar el caos en forma de historia. A fines del 2003 tenía una ¿novela? de mil páginas preñada de cicatrices, esa fue la que llevé a Madrid. La versión final invisibiliza esas costuras.
En tu fuero interno, cómo tomas lo que dicen ciertos intelectuales de nota, que tu libro rompe moldes, es el experimento narrativo más ambicioso de los últimos cincuenta años, que refunda la poética tradicional, etc.
Espero que con humildad. En todo caso, esos serán daños colaterales, nadie en su sano juicio escribe para la historia.
Hay quienes te han erigido como el outsider que ha escrito la gran novela anticomercial de la literatura peruana.
No, eso lo va a hacer algún adolescente disfuncional con sobre-exposición a Internet.
¿Y no es más difícil de lo normal publicar un libro que tiene tantas expectativas desde hace muchos años?
Probablemente si tienes que rendir cuentas a tu editorial, a alguna sociedad secreta o a tus lectores cautivos. Yo solo respondo ante quienes trabajaron directamente por este libro: mis padres y mis chicas.
¿Y por qué crees que algo que habían leído tan pocas personas arrancara opiniones tan rabiosas entre quienes solo la conocían de oídas?
Porque Lima tiene muchos barrios peligrosos.
Dicen que tú mismo desatas esas pasiones.
No he hecho nada que los lastime. No tengo círculo, mi libro no tiene editorial, no tiene Ibsn ni Impuesto Legal, no tiene copyright (tiene copyfight) y debe ser el primer libro peruano que adscribe a Creative Commons y a los guerreros de la cultura libre.
En tu libro hay frases muy agresivas contra la Iglesia Católica, pero especialmente contra el islamismo. Versos del Corán y fuertes imprecaciones al islamismo.
Al Islamismo no, a la ortodoxia de los estúpidos. A esa ortodoxia que un valiente Houellebecq llamó por su nombre y que un escritor tan admirado por mí como Martín Amis calla porque se muere de miedo. Como Ian Mc Ewan, cuya cobardía es proporcional a su mediocridad. Qué diferencia con Rushdie. El silencio cómplice de los intelectuales ante la fatwa es una vergüenza que jamás le perdonaremos a Europa, el país de la novela.
¿Y que opinas de la novela peruana?
Que de ella se conoce afuera lo que las majors quieren que se conozca. ¿Alguien sabe en España que el mejor escritor peruano de mi generación es Jaime Bedoya y el de la subsiguiente Mónica Belevan? Nadie. Quienes no transamos con las majors somos unos fantasmas. Pero seamos pacientes porque el tiempo es la cruz de todos, fíjate: Cien Años de Soledad fue rechazado por 6 editoriales, Bajo el Volcan por 13 editoriales, el Ulises fue rechazado sistemáticamente durante 7 años hasta que T.S. Eliot intervino.
¿No hay otro escritor punkie o underground en Perú?
No que yo sepa. Hace 20 años asomó uno, se llamaba Malca y se hizo famoso por imitar a un chileno que, creo, se llamaba Fuguet. Pero con los años Malca se ha convertido en un burócrata. Dicen que es tan inteligente que siente desprecio por él mismo.
¿Y sigues opinando que Bayly es el Robbie Williams y Roncagliolo el Ricardo Arjona de la letras peruanas?
Bayly será de folletín pero es un sujeto divertidísimo. Ahora, mi opinión acerca de Roncayulo (sic) sí ha cambiado: ahora creo que es nuestro number one del Top-Manta.
Has dicho que las editoriales son un lastre…
Y que cuanto más grandes más perniciosas: instituyen premios, crean bluffs y convierten a infradotados en estrellas internacionales. Sí, eso dije.
¿Y qué tal tu relación con la prensa escrita?
He dado cuatro entrevistas: a un periódico que se distribuye gratuitamente, a Caretas, El Comercio y La República. No le hago ascos a la prensa, no me creo el Pynchon sudaca, pero si algo quiero en la vida es ser un autor para las grandes minorías. Además, ningún escritor debe ser más interesante que sus libros.
¿Cuándo presentas Bombardero?
El viernes 25 de abril 08 en el bar La Noche de Barranco . Los escritores Fernando Ampuero y Mirko Lauer me harán el honor en Lima. En Arequipa, el Gobierno de mi pueblo y mis amigos están preparando algo grande.
Finalmente, ¿por qué Bombardero?
Por letal. Porque despega y sobrevuela el zeitgeist. Porque la guerra es el símbolo de mi tiempo. Porque convoca catástrofes. Porque está escrito con ferocidad y velocidad. Porque aparece y desaparece y cuando suena ya no está, pero hay muchos muertos.
La crítica ha dicho de BOMBARDERO
“Novela audaz y nada convencional como pocas en la narrativa peruana (…). De discurso epico-lírico y libérrimo (…) Quizás no sea una novela y por eso no pudo conseguir editor (nada raro cuando se desacatan las normas comerciales de la industria editorial de estos tiempos). Pero novela o no —discusión vana— del libro con que debuta en la épica César Gutiérrez puede decirse, mínimo, que aporta un aire fresco a nuestra narrativa, que sitúa en ella, sin sacrificio del interés, la poesía por encima de la anécdota, y que reivindica el gozo de la lengua y los vuelos (no fantásticos, no real-maravillosos) de la imaginación” (Abelardo Oquendo - La República).
“Este libro sale al mercado y promete reformular los esquemas canónicos de la narrativa, uno de los libros más importantes de habla hispana en los últimos años” (revista Urbania).
“Toda linealidad ha sido rota y en donde la aleatoria multiplicidad —de historias, de reflexiones, de referencias culturales y geográficas— se abre paso de manera incontinente y abrumadora”. (revista Somos – El Comercio).
“Casi mil páginas atípicas en más de un sentido’” (revista Caretas).
“Libro denso, poético y vanguardista que rompe todos los moldes de la literatura convencional y abre nuevos caminos y formas narrativas que no podrán ser ignoradas por nuestros futuros escritores hispanohablantes” (Óscar Tramontana - Centro Cultural Peruano-Británico).
Un libro narrativo claveteado de incisiones poéticas. Reúne los sueños más celestes y la realidad más negra de nuestro tiempo. Es todo un juego formal que incluye tipografía, dibujos, fotografías, canciones, etc. Un libro raro, negro, que ilumina desde adentro” (Pedro Escribano – La República).
Con absoluta seguridad, Bombardero es el experimento narrativo posvanguardia más ambicioso de los últimos cincuenta años. El lector no la tendrá fácil al leer este libro. Pero no podrá eludir su magia fascinante y su carisma, su poesía. Aquí tienen una pieza narrativa que van a adorar. Bombardero debe merecer una lectura y análisis académico pues, definitivamente, algo nuevo ha nacido en la literatura peruana e hispanoamericana (Enrique Sánchez Hernani – Dominical de El Comercio).
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